Relatos de Rebeca Rodríguez

Para empezar uno de amor nostálgico. A ver que os parece.

Después De Clase

Por Rebeca Rodríguez

Los rayos del sol se reflejan como un manto sobre las aguas transparentes que esperan apaciguadas bajo mis pies. El calor que emana sobre mi piel me recuerda a aquellas tardes después de las clases, cuando nos escapábamos todos los amigos hacia el lago; desnudándonos por el camino y lanzándonos al agua, sintiéndonos libres de toda hipocresía mundana; de unos padres exigentes y poco tolerantes. Libres de tantas cosas…

Tal vez por esos recuerdos es que vuelvo contigo a nuestro lago, donde me juraste amor eterno y tantas tonterías que solemos decir a los catorce años. Regresar y sentarnos en el manto de margaritas que cubría aquel lugar de ninfas y hadas, con el polen revoloteando en el ambiente me devolvió esa infancia que tanto añoro. Tus miradas tímidas que me enamoraron de ese corazón tan humilde que tienes; aquella flor que me colocaste en el pelo decorando mi rostro; nuestro primer beso lleno de inexperiencia y de vergüenzas ilógicas para una edad que tanto tiene que vivir y ofrecer a los demás. De cómo me animabas a saltar desde aquella roca hacia el agua para sentirme libre como un pájaro, para reírnos de la gravedad y notar esa euforia en el estómago. Recuerdo como te reías porque no me atrevía. Ya sabes, mis miedos absurdos. Esos que ahora te hacen enloquecer de amor por mí.

Entre colores ambarinos volvemos a nuestro lago para intentar aquello que nunca me atreví a hacer, sintiendo el manto cariñoso del sol sobre mis hombros. Ahora que me veo con ganas de enfrentarme a todo, estoy a tu lado sobre aquella piedra que tanto vértigo me causaba; dispuesta a lanzarme como un pichón que salta de su nido para aprender a volar. Bajo mis pies las aguas cristalinas reclaman mi presencia, como voces de sirenas que despiertan en mí el coraje para saltar. Tu sonrisa, a mi lado, me termina de convencer. Acerco mis pies a la orilla de la piedra y siento como tu mano se entrelaza a la mía. Todo está de nuestra parte: las aguas tranquilas, el sol observándonos desde su lugar predilecto; una brisa apenas imperceptible, bailando a nuestro alrededor. Y nosotros, cogidos de la mano para vencer un “no” de mi infancia. Retrocedemos unos pasos y sin soltarnos corremos en dirección a esas sirenas que me llaman; el suelo desaparece bajo mis pies tras el salto y siento como el estomago se vuelve del revés, la adrenalina llega al máximo nivel y grito con emoción antes de ser engullida por ell verde refrescante que tanto marcó mi pasado. Mi cuerpo deja de pesar bajo las aguas y miles de burbujas susurran a mí alrededor tratando de llegar a la superficie para convertirse en aire. Extiendo un brazo y trato de seguirlas, impulsándome con fuerza hacia el exterior para respirar el éxito de mi valentía. Mi cabeza siente de nuevo el calor del sol y puedo respirar los diferentes aromas de las flores silvestres. Aúllas como gran vencedor y nadas hasta mí, abrazándome con emoción. Me besas con dulzura y apartas algún que otro mechón de pelo de mi rostro para descubrir mi sonrisa y alegría por haber saltado una barrera en mi interior. Esa sonrisa será grabada eternamente en mi corazón, cuando me llenaste de valor y me devolviste esa infancia que tanta añoranza quebraba mis recuerdos; ahora devueltos. Nos quedamos nadando hasta que el sol, cansado de tanto observarnos, decidió dormirse y tener sus propios sueños, envueltos con esa aura de verano que me hicieron sentir princesa de cuento. Aquí, en el lago de nuestra adolescencia.

Rebeca Rodríguez, 2006. Queda prohibido su uso o la distribución de éste sin el previo consentimiento del autor.

Eso es lo más parecido a un aplauso que he encontrado...
Me has dejado sin palabras, me ha encantado!!!

que lindo sin palabras gala

bravisimoooo
viva gala

Me gusta ^^ Ya sabes que me suele gustar mucho todo lo que escribes, pero este en especial me ha impresionado

Ains, gracias, chicas. Tengo problemillas con la sintáxis, pero bueno. Os voy a poner otro, mas cortito. Me lo leyeron en la radio, harán dos años, en un espacio literario dirigido por Joana Pol, otra escritora (solo que esta ha publicado a lo bestia y se ha forrado). A ver que os parece:

¿Dónde me lo darás?

No era sólo deseo lo que rondaba en aquella habitación, cubierta por una suave luz que desprendía el sencillo flexo del escritorio; sino también la curiosidad por lo desconocido para alguien que jamás había tocado los labios de un hombre. Al menos, no con seriedad. Su escasa experiencia le servía como barrera y la hacía sentirse torpe; pero esta vez le tocaba a ella dar el beso.

Tener a un hombre con mucha experiencia no ponía las cosas fáciles y más aún sabiendo que él esperaba esa caricia. Las miradas de deseo competían entre ambos mientras ella reunía valor suficiente para decidir donde posar sus labios.

El juego era el siguiente: Cada noche, cuando hablaban y se despedían, se daban un beso en un lugar diferente. La gracia consistía en la imaginación y el juego de seducción de cada uno al darlo. Él ya se lo había dado, dejando el nivel muy alto. ¿Lo superaría ella?

Con nervios en el estómago, apoyó la mano en el brazo de su amigo y lo atrajo suavemente hacia ella. Soportó la mirada penetrante de su compañero, sin ceder a la tentación que su cuerpo le entregaba y se acercó lentamente a su cuello, dispuesta a realizar su cometido. En el último momento decidió cambiar el rumbo de sus labios y para sorpresa de su amigo, los paró a escasos milímetros de los suyos. Sintió la calidez de su aliento sobre su rostro, apetecible, y supuso que él sentía también el suyo. Con aire provocativo, pero sin perder su inocencia, abrió poco a poco sus labios, preparándose para el gran momento; no dejaba de mirar el rostro de su amigo para no perder el gesto de deseo hacia sus labios, que no había dejado de mirar un solo momento.

Un aura de travesura rodeó su corazón al reparar en el anhelo de su amigo, y con una sonrisa pícara, dueña de constantes travesuras, elevó sus labios un par de centímetros y los posó dulcemente en la punta de su nariz.

-Te toca –susurró, manteniendo esa sonrisa juguetona que disfrutaba viendo como él fingía quejarse de haber sido vilmente engañado.

2006, Rebeca Rodríguez. Mis obras se encuentran protegidas y registradas por la ley española de la propiedad intelectual. queda prohibido su uso y comercialización sin consentimiento previo del autor.

dios gala que lindo

viva gala y sus relatos tan divinos jajajajaja vamos gala mas mas mas

en serio un gran artista entre nosotros

felicidades gala

Gracias, sol cullen. Mas adelante pondré mas. De momento, me tomo el día libre!!

Bueno, voy a subir otro relatillo. Esta vez es cortito, para no aburrir a la gente. Es un cuento al que le tengo mucho cariño y que tuve la suerte de que me lo leyeran en la radio. Espero que os guste.

EL COMIENZO DE TODO

Hubo una vez una palabra llamada "Te" que vagaba sola por los desiertos vacíos, triste y desamparada. En el camino se encontró otra palabra llamada "Quiero" de la que se enamoró locamente. Formaron matrimonio y con el tiempo tuvieron un hijo llamado "Mucho", creando así la primera frase. El tiempo pasó y ocurrió que la primera generación de palabras nació, y con ella el primer libro.

Siglos después, las generaciones de palabras aumentaron y no fue raro ver en las bibliotecas de los humanos montones y montones, miles y miles, de libros; resultado de dichas generaciones. Hablaban de amor, de aventuras, de religión, de cultura, de pasión...

Hubo una época en que los humanos, sintiéndose pequeños ante la creación de "Te" y "Quiero" decidieron quemar los libros que existieran; pero unos cuantos humanos creían que aquello era una destrucción de la belleza y protegieron esos libros y en consecuencia, las generaciones de palabras. Otros, no muchos, tratamos de imitar lo que nuestros padres, Las Palabras, nos enseñaron: amar y soñar. Porque, ¿que hay mejor en un libro, que te lleva a mundos desconocidos? ¿Que te hieren y no sangras? ¿Que te pegan y no te duele? ¿Que te aman y lo sientes en carne? ¿Que te hace viajar como si tu fueras el protagonista?



2006, Rebeca Rodríguez

Bueno, ante todo, muchas gracias por vuestros comentarios. Me aportan muchisimo, de verdad.

Lus, en realidad tengo siete novelas (algunas en proceso, otras terminadas) y debo decir que llevo años pegándome con las editoriales y con los certámenes literarios. Pero este mundillo es inmensamente difícil y escritores hay muchos, con muchisimo mas talento que yo (que realmente no veo que lo tenga, sin querer llegar a ser modesta), pero ahora se lleva mucho la autoedición, y es un vale todo y todo vale. Vamos, que publican cualquier mierda que lleve nombre. Esto hace que, los que no queremos autoeditar, nos llevemos portazos de las editoriales que apuestan por el talento.

Hace poco me publicaron en un libro de relatos una historia que pronto subiré aquí, y me hizo mucha ilusión. Tambien me han publicado en revistar fanzine pero para mi eso no es publicación realmente, sino una forma de difundir tus obras. Pero tambien me emocionó, para ser francos.

EN fin, que esto es un mundo dificil pero no por ello voy a parar de intentarlo.

Pronto subiré otro relato. Besos.

Con quien hay que pegarse para que te lo publiquen?¿¿xDDD Es verdad que es dificil, claro que tienes talento y aunque no te lo acepten no te rindas, cualquier dia , cuando menos te lo esperas te aparece la oportunidad... y pumm novela al canto!!!

A mi me gustaria leer algunas de tus novelas^^

Si quieres te mando en formato word una de ellas. Es la que mas preparada está para ser leida. Si te interesa (que a mi me interesa no sabes cuanto) te la mando por email.

guau gala en serio que eres estupenda en esto felicidades

mira tu di con quien hay que hablar mover hilos y que todos tengan la oportunidad de leer lo que escribes tu no te desanimes que simpre tendras respaldos que te haran levantarte me uno a ellos siguele que la desilucion no te agobie mira que te levantamos a punta de coscorrones en serio eres fantastica en lo que haces.

Por muy alta que sea una colina siempre hay un sendero hacia su cima.

viva gala

No te preocupes, Soll Cullen, que desanimarme no me desanimo. Hay que luchar por lo que uno desea. Este mismo mes me presento a un certamen de novela corta. Sé que no voy a ganar porque la temática de mi novela es gore y el gore no es bien recibido en muchos sitios, peeeero, presentarme me presento. A ver si hay suerte.

Gracias por tu apoyo, Sol.

Espero que te valla bien y no te olvides de decirnos en que puesto quedas...ojala que ganes enserio te lo digo!! Cuano quieras me lo mandas mi msn es lus_30stm_melOcos@hotmail.com!! oks! bss y mierda kon el certamen!

mucha suerte

visualizaremos tu exito ya lo veras espero que ganes mucha suerte estamos contigo gala

Lus, enviado a tu correo. xDDDDDDD

Gracias, Solcullen, gracias por tus ánimos.

Bueno, hoy toca una poesía que escribí hace casi tres años. Se la dediqué a mi profesor de literatura, en la facultad, porque... bueno, digamos que le adoraba; por llamarlo de alguna manera, jejeje. Allá va:

Y yo que clamo al cielo.

Tu mirada desgarró mi alma.
Sentí que me lo arrancabas
con tanta dulzura que deseé repetir.
Recibí tanto amor por esos ojos
que pensé haber vivido otra vida a tu lado.

La primera vez que te vi,
entrando por aquella puerta,
mi cuello se irguió,
poniéndome seria ante tu presencia.
El corazón me sangró.
Absorbiste toda la energía de mi cuerpo
como si de un vampiro te trataras.
Me quedé sin alma, arrancada por tu mirada.

Devolvérmela no serviría de nada.
Quédatela, es tuya.
Pero a cambio te pido un beso,
un beso lleno de paciencia,
para que pueda soportar la agonía
de aquello que no tendré jamás.

Dame, dámelo, caballero del amor
y te juro, clamando al cielo,
que nunca de mi oirás, nunca.

Dámelo, dámelo.
¡Que me estoy muriendo!
Dámelo en la suavidad de mis labios,
puros, deseosos de ti.
Imprégnalos de tu dulce aroma,
cúbrelos con tu pasión.

Dámelo. ¡Dámelo!
¡Que me estoy muriendo!


2006, Rebeca Rodríguez.

Gracias por mandarme la novela en cuanto acabe de leermela, te digo que me ha parecido!!!! GRacias!!

gracias gala muy linda

guau me encanto me dejas sin palabras


vamos gala mas que son realmente facinantes

gala

Jo, hacía un montón que no subía nada. Bueno, ese relato lo escribí porque una vez tuve una amiga con desdoblamiento de personalidad. ¡Ojo! No doble personalidad, sino desdoblamiento. Vereis en el relato qué es exactamente. A ver si os gusta. Un beso.

Jugando A ser Delgada

Por Rebeca Rodríguez

El espejo de mi habitación se ha convertido en testigo de mi absurda imaginación; o como lo llaman los especialistas: desdoblamiento de personalidad. De lunes a domingo, entre las siete y las cuatro, en el instituto; Cuando estoy con mi familia o mis amigos, me llamo Jessica; pero cuando estoy sola en mi cuarto mi nombre es Ana.

Como Jessica soy gruesa y nada agraciada; mi personalidad es sosa y carente de inquietudes. Sin embargo… siendo Ana me convierto en una muchacha delgada, defensora de muchas causas pese a su corta edad; bonita y con un cuerpo disfrazado a la última moda. Sus padres la quieren y en el instituto es popular. Saca buenas notas y no tiene necesidad de decir no a un buen trozo de tarta; no engorda. Su carácter fuerte es admirado por muchos y cuando discute la gente calla para escuchar lo que tiene que decir.

En mi interior deseo que ocurra un milagro y me convierta en Ana. Ella es genial. No tiene que dar explicaciones de nada y le toleran todo. Aunque a veces también la castigan.

Si alguien se pregunta quien impone esos castigos diré que soy yo misma, Jessica. Porque al entrar en mi cuarto, éste se convierte en otro lugar. Un lugar donde mi imaginación me permite huir de mi triste situación. Abandono el cuerpo de Jessica para convertirme en ella y aunque en mi espejo veo a una joven fea y llena de curvas desproporcionadas, mi mente me ayuda a creer que lo que veo reflejado es una joven más alta y con medidas perfectas, grandes pechos y mucho estilo para vestir. Soy Ana. Y mi sonrisa se convierte en algo adecuado para enloquecer a ese chico que tampoco existe pero que se llama David, que me abraza por la cintura y trata de conquistarme. No se lo voy a poner fácil, soy bella y puedo hacerle sufrir un poquito hasta que caiga rendido a mis pies. Le separo de mí y comienzo a caminar con pasos elegantes por lo que imagino que es el instituto. Él me persigue con una sonrisa, y no tengo que suponer lo que quiere hacer pues mi mente decide por él. Me seguirá hasta la fuente y allí me dirá que me quiere y que desearía salir conmigo; entonces nos besaremos apasionadamente y puede que hasta hagamos el amor en su cuarto. Las chicas que haya alrededor sonreirán y susurrarán entre ellas; porque estaba claro que tarde o temprano me lo pediría.
Alguien llama a la puerta y toda mi imaginación se desvanece, devolviendo esa imagen en el espejo que tanto odio. Es mi madre, me dice que la próxima vez que regrese a casa les avise. Le digo que si, que lo haré, pero estoy mintiendo. Mi único deseo cuando estoy fuera es llegar a casa sin que nadie me moleste para volver a imaginar allí donde lo dejé.
Ahora me siento triste, muy triste y vacía. Imaginar que eres genial es lo que tiene, que al regresar los pies sobre la tierra el aterrizaje no es suave, sino un gran golpe. Pero sé como arreglar este dolor. Camino hasta la cocina y cojo la bolsa de bollos que mi madre me tiene prohibida. Y cómo cuantos me caben en el estómago. Mientras lo hago me siento estupendamente porque me gusta mucho el dulce. Pero cuando termino el remordimiento hace acto de presencia y corro al baño a vomitar todo lo engullido. Sé que está mal, que puede convertirse en una enfermedad crónica. Sin embargo no me importa porque hay dos cosas que tengo claras: que después de hacerlo me siento libre del peso del remordimiento, y que con el tiempo mi conciencia se adaptará y dejaré de sentirme culpable.

En realidad me encuentro mal, no me gusta vomitar. Pero tengo que hacerlo.

Ya es de noche y ha terminado la serie de ese día. Es hora de preparar la mochila y marchar a la cama. Estoy deseando hacerlo porque volveré a convertirme en Ana hasta que el cansancio me duerma.

Estoy de nuevo en el instituto, las chicas cuchichean y yo estoy sentada en la fuente, acariciando el agua con mis dedos. Al levantar la mirada aparece él, rubio, con cada mechón bien colocado sobre su cara para realzar más su belleza. Y se acerca a mí porque hoy… es el gran día.

FIN